24/9/12

Hacia un referente ético. Primera petición de dimisiones en la UAL.


Estoy convencido de que el Rector de la UAL, Pedro Molina García, es un corrupto. Entre otras cosas, creo que lo ha demostrado sancionándome con 4 años y 3 meses por denunciarlo públicamente, actuando de modo dictatorial. Pedir a un corrupto que dimita es un brindis al sol, pues suele ser un sinvergüenza y no se irá por voluntad propia, sino que hay que echarlo. ¿Y cómo hacer entonces para que caiga un corrupto?

Por vía judicial, ya se sabe, la cosa es más que lenta y, hasta por lo que estoy comprobando, también la corrupción llega a la fiscalía y al ámbito judicial y no precisamente en forma de causas sobre las que resolver, lo cual también estoy denunciando públicamente. Los poderosos corruptos con frecuencia tejen una red a su alrededor que los sostenga y que haga que sea más difícil su caída, pues arrastrarían a otros con poder. Pero estoy convencido también de que se puede conseguir, delimitando bien hasta dónde llega esa corrupción y empezando por quienes, a veces, sin darse cuenta, están amparándola, denunciándolo una y otra vez a ver si a alguien se le cae la cara de vergüenza.

Así lo he empezado a hacer. En ese sentido, solicité, tanto a la Directora de mi departamento, Isabel Giménez Caro, y al Secretario, Miguel Gallego Roca, como al Decano de mi Facultad, Manuel López Muñoz, que trataran en los órganos colegiados que dirigen las injusticias que entiendo que ha cometido conmigo el Rector, Pedro Molina, sancionándome como profesor y no permitiendo que me matricule como alumno. Mientras que los primeros accedieron a que se tratara, lo que, al parecer, ha supuesto el enfado de un sector que estima que me merezco la sanción, Manuel López Muñoz, que parece ser de este último grupo, no ha accedido. Entiendo que no dándome amparon unos y otro, desde los cargos que ocupan voluntariamente, sin pedir responsabilidad al Rector, dan carta de naturaleza a la actuación de éste y, por ello, de mantener esa postura, solicito desde aquí la dimisión de cada uno de ellos.  Sé que Isabel Giménez Caro y Miguel Gallego Roca tienen los días contados en sus cargos y creo que sería más honroso para ellos presentar su dimisión antes de que el Rector corrupto los cese. La forma de actuar de Manuel López Muñoz la conozco bien y he comprobado la corrupción que va tejiendo para conseguir sus objetivos de poder. Lo que no sé del todo es el grado de vergüenza que tiene. En ese sentido, me ofrezco a difundir las contestaciones que reciba de uno o de otros en los mismos ámbitos en los que difundo este mensaje. Espero que se den por aludidos y, por dignidad, contesten con hechos o con palabras.