6/6/14

Primera impresión tras el largo juicio de la sanción que me impuso Pedro Molina

Tras un juicio de más de 5 horas de duración, doy unas breves pinceladas del mismo, que iré ampliando próximamente.

Como ya preveía que Carmen Pilar Pulido iba a empezar subrayando que la resolución del Rector, Pedro Molina, era de 69 folios, mientras que la demanda que habíamos presentado era de 37 folios, antes de entrar al juicio, al coincidir en la puerta con las maletas de papeles y ser la de Carmen Pilar mucho más pequeña, le he comentado para distendir el ambiente: "como sea al peso, vamos a tener más razón". Sinceramente, espero que el juez razone bien su decisión por su trascendencia (no es broma una sanción de 4 años y 3 meses para alguien que tiene como vocación la docencia y la investigación universitarias y es un firme defensor de una universidad pública de calidad).

Si me pidiera Carmen Pilar un título para un nuevo éxito suyo le propondría el de "Testigos a gogó" pues ha aparecido con un montón de testigos a última hora (Pedro Martínez Ruano, Joaquín Hernández Rodríguez, Antonio Pulido Bosch, Ramón Herrera y Juan José Carrión Martínez, a los que habría que sumar a Raúl Pérez Guerra y a María Luisa Trinidad, propuestos por mí, por coincidir todos ellos en un mismo estribillo: "No lo recuerdo" a preguntas de mi abogada).

En mi derecho a la última palabra, entre otras cosas, he explicado cómo me sentía y lo he expresado a propósito de los comentarios de Carmen Pilar Pulido Egea y Ramón Herrera de que Pedro Molina antes de imponerme la sanción me había dado la opción de arrepentimiento, pero al no dar muestras yo de ello, había tenido que sancionarme. Me sentía como aquellos científicos que la Santa Inquisición quemaba vivos pues no se arrepentían ni se retractaban de decir cosas como que la tierra era redonda, sin que nadie comprobara si era cierto o no. 

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